martes, 30 de diciembre de 2008

Diseños insuperables (I)

FENDER TELECASTER y GIBSON LES PAUL

Todo empezó con el "feedback", o como decimos en el Río de la Plata, el "acople".
Al incorporarle los "pickups" - los micrófonos - los grandes "guitarrones" de jazz que fabricaban Gibson, Epiphone, Guild y algunos otros en la década de 1940, generaban inevitablemente el molesto "feedback". Esto es, el sonido emitido por el parlante del amplificador era captado nuevamente por los pickups, reamplificado, emitido nuevamente y vuelto a captar y así sucesivamente. O sea, las guitarras "acoplaban".
El problema se generaba por las vibraciones que producía la caja de resonancia de aquellas mastodónicas guitarras como la LC5 o la Super 400. Prescindir, sin embargo de las cajas de las guitarras, parecía una solución demasiado radical, como lo comprobó personalmente un guitarrista llamado Lester Polfuss, que entre otros alias utilizaba el nombre artístico de Les Paul.
La historia del invento de Les Paul, conocido como "the log" ("el tronco" o "el leño") es famosa: Les tomó un "durmiente" de una vía férrea - uno de los bloques de madera en los que se apoyan los rieles - y le incorporó el brazo de una guitarra, además de un par de "pickups" de fabricación casera. Encordando debidamente aquel engendro, obtuvo una rudimentaria guitarra eléctrica de cuerpo sólido, que según dijo más tarde, "tenía el sonido más maravilloso que jamás había escuchado".
El público del club en el que Lester solía actuar no compartió su opinión cuando el guitarrista se presentó por primera vez con su estrafalario instrumento. Disgustado, Les intentó un experimento: tomó la caja de una guitarra, la cortó verticalmente a la mitad y unió las dos partes a los costados del "tronco", que obtuvo así una burda apariencia de guitarra. Les Paul volvió al club, ahora con su instrumento "disfrazado". Muchos años más tarde, contaría en "Guitar Player": "Toqué casi para el mismo público exactamente los mismos temas; y esta vez fue un delirio. Esto me convenció de que la gente escucha con los ojos".
Otro guitarrista llamado Merle Travis había encargado un instrumento igual de extravagante a Paul Bigsby que era... un mecánico de motocicletas. Travis ha contado que dibujó un boceto de lo que quería en una servilleta, mientras conversaba con Bigsby en un bar. "Puedo construirlo", afirmó Bigsby, y efectivamente, poco después Merle Travis contaba con una guitarra de cuerpo enteramente sólido para su uso personal. Una innovación interesante en esta guitarra era que por primera vez presentaba un clavijero alineado en un lado de la pala, formato conocido como "seis en línea", que luego utilizarían innumerables fabricantes (parece que esto también se realizó a pedido expreso de Travis, a quien fastidiaba tener que "torcer la mano" para afinar las cuerdas más agudas en un clavijero de disposición tradicional).
Tanto el "tronco" de Les Paul como la Bigsby de Merle Travis fueron instrumentos creados a pedido. Nadie creía que algo así podría llegar a captar el interés masivo de los músicos. Pero un tal Clarence Leo Fender, un aficionado a la electrónica que tenía un taller de reparación de radios en California, decidió probar a fabricar "en serie", al mejor estilo de la Ford y sus modelos "T", una guitarra de cuerpo sólido. Después de ciertas querellas legales, el "producto" salió a la calle con el nombre de "Telecaster".
Difícilmente vuelva a encontrarse tal combinación de sencillez y calidad en un modelo de guitarra eléctrica. Cierto, la Telecaster pareció opacada en su momento por su "versión mejorada" - la Stratocaster - pero el modelo se mantuvo tozudamente hasta nuestros días. Hay algo indefiniblemente personal en una Telecaster, incluso en su aparente "tosquedad", comparada con la más elegante y refinada Strato. Por no hablar del célebre "twang" característico de su sonido, que hizo que los músicos de country & western y luego los de r'n'r (pasando por bluesmen como Muddy Waters) la adoptaran como una de sus armas de combate favoritas.
Entretanto, en Michigan, los capitostes de la Gibson observaban consternados cómo el invento de Fender ascendía en popularidad. Gibson había despreciado la idea de fabricar guitarras de cuerpo sólido - una idea que les había propuesto el mismo Les Paul ante el "éxito" de su "tronco"- considerándola un retroceso absoluto en el refinado arte de hacer guitarras que la empresa venía practicando desde fines del siglo XIX. Pero la realidad se impuso, y el número uno de Gibson, Ted McCarthy, tomó a su cargo la tarea de diseñar un instrumento que pudiera hacerle sombra a la victoriosa Telecaster.
Desde luego, era impensable "copiar" lo que había hecho Fender, en parte, evidentemente, por razones legales, pero sobre todo porque las ideas estéticas de Gibson diferían radicalmente a las de su competidor. Fender se había preocupado muy poco por los aspectos "ornamentales" de su guitarra, entregando un instrumento para uso práctico y de bajo costo, cometiendo incluso la "herejía" de utilizar un brazo atornillado al cuerpo (una de las ideas más revolucionarias que podrían habérsele ocurrido). Gibson se propuso conservar el aspecto "clasico" de su instrumento, así como el procedimiento de encolar los brazos como en las guitarras tradicionales. Además, con el objetivo declarado de complicarle la vida a cualquier posible "copista", hizo su guitarra de cuerpo sólido con la apariencia de una guitarra de tapa arqueada. Dado que el nuevo instrumento necesitaba un artista de éxito como "representante" (lo que hoy se conoce como "endorser") Gibson ofreció la nueva guitarra a Les Paul (quien después diría que el instrumento era idea enteramente suya, generando un debate que se mantiene hasta hoy).
Con el posterior agregado de los micrófonos "de doble bobina" o "humbuckers" (inventados por Seth Lover), la Gibson Les Paul se convertiría en la voz del "blues-rock" más aguerrido sobre todo en las manos de los británicos Erica Clapton y Peter Green en los primeros años de 1960. Luego, naturalmente, llegaría el sonido "heavy" de Led Zeppelin de la mano de Jimmy Page y su Les Paul. La tradicional compañía Gibson, dedicada a las guitarras refinadas para músicos de jazz, debe haber quedado desconcertada, si bien complacida por las ventas, al ver que su nombre aparecía ahora asociado al sonido del rock más turbulento y distorsionado de aquella época.

(Continuará)

martes, 18 de noviembre de 2008

John Mayer


¿El tipo no inventó nada nuevo? Es posible, pero el hecho de mezclar ingredientes ya conocidos en una fórmula si no "nueva" por lo menos "distinta"; y obtener con ello una mezcla poderosa y atractiva no es de desdeñar. ¿Hay guitarristas que tocan más o mejor que él? Ciertamente. ¿Se parece demasiado a SRV, a Jimi o a Eric? En realidad, se parece a "todos" ellos al mismo tiempo. No "descubrí" a John Mayer, literalmente me tropecé con él por pura casualidad; y en una librería, nada menos.


Cuando pregunté qué era lo que estaba "sonando" en ése momento en el local, uno de los empleados amablemente me mostró el CD "Where the Light is - J.M. Live in L.A." No me resolví a comprarlo en ése momento (en esa librería también venden CD's, aclaro) ya que decidí realizar un poco más de trabajo de investigación.

Había oído o leído por algún lado el nombre de John Mayer, pero no le había prestado atención. Fue el oír su música de manera tan fortuita lo que me impulsó a seguir su rastro, más allá del despliegue mediático que parece haberse generado en torno a su persona (admitamos que el tipo es un "carilindo", cosa que para la música puede significar poco o nada, pero que cuando aparece junto al talento es el deleite de los encargados de "marketing")

Lo que escuché en esos breves segundos fue una guitarra rasgueada con cierto toque - me pareció - a lo Edge. Luego, los aplausos. Luego, el inicio de otro tema y una voz, rarísima y a la vez familiar: algo así como un Sting con ronquera, mezclado con el "gangoseo" de un Otis Redding o de un Roland Gift, el cantante de los recordados Fine Young Cannibals. Cabe agregar otro nombre a la lista: Steve Winwood, menos reconocido que muchos de sus compatriotas de la época del "british blues" pero tan influyente como otros - y reconocido por el mismísimo Clapton como tal.

A partir de ahí el recorrido fue directo, vía internet, YouTube y allmusic guide. Para mi absoluta sorpresa, este muchacho Mayer había iniciado su carrera unos nueve años atrás en calidad de "cantautor acústico", con un hábil manejo de la guitarra y empleo de sorprendentes "acordes jazzeros". Pero de a poco, el pibe fue afilando sus garras.

El vuelco se produce en 2005 cuando forma junto al bajista Pino Palladino y el baterista Steve Jordan, el "John Mayer Trio". Y ahí sí, parece que Johnny dio con la "fórmula", incorporando combustible pesado - léase rock'n' roll 'n' blues - a su ya sólida reputación como "songwriter"

Resultó que el tema cuyos últimos compases había escuchado se titula "Belief", resultó que - a juzgar por los comentarios - dice algunas cosillas polémicas en la letra - o quizás sea simplemente que J.M. "expresa una postura", algo que siempre va a generar polémicas. Resultó que el video está (cómo no) en YouTube:



El veterano de la guitarra slide aparentemente NO ES David Gilmour, sino Robbie McIntosh. Qué importa. Si esto no es una interpretación poderosa de un tema extraordinario, entonces no sé qué es. Lo qué sí sé es que no pienso perder de vista a este pibe, Johnny... y no precisamente porque sea un "carilindo".

jueves, 25 de septiembre de 2008

Andy Summers: "One train later"


LA MÚSICA PERMANECE


Abundan actualmente las biografías de las "estrellas del rock", generalmente escritas por periodistas más o menos profesionales o incluso por meros fanáticos que logran consagrar su devoción al ídolo de turno mediante la publicación de su "esbozo" biográfico. Menos frecuente es que los músicos de rock tomen la pluma y desgranen sus vivencias personales para compartirlas con un público lector. Más raro aún es que un músico de rock logre relatar su vida de forma amena, apasionante y talentosa. "One train Later", el ensayo autobiográfico de Andy Summers, publicado en español con el título "EL tren que no perdí" (Global Rythm Press. Trad. Carlos Abreu) aparece como una rara joya que puede disfrutarse en todo sentido, plena de humor, sabiduría de carretera y de biblioteca y años y años de incesante búsqueda musical.

El libro es presentado como un largo y meditativo "flashback", previo al último concierto de Police en el Shea Stadium en 1983. La infancia y la adolescencia de Summers resultarán familiares para cualquiera, con sus ilusiones, sus juegos, sus inesperados y a veces siniestros descubrimientos sobre el mundo "adulto" que lo rodea. Y por supuesto, el primer encuentro con la guitarra, las tempranas influencias y búsquedas musicales y su firme determinación de distanciarse todo lo posible de cuanto pudiera acercarse a un cliché musical. Summers habla de Eric Clapton y de Jimi Hendrix con admiración y afecto, pero deja muy clara su decisión de tomar distancia de la autopista musical que ambos recorrían. Sin ningún atisbo de pedantería o suficiencia, Andy busca a sus mentores entre la gente del jazz: Miles Davies, John Coltrane, Wes Montgomery, Kenny Burrell... extrañas influencias para quien terminaría siendo el guitarrista de lo que originalmente era un proyecto de grupo "punk".

Los míticos "años sesenta", el "verano de amor", el "hippismo", el "flower-power" y cómo no, las drogas y el LSD aparecen en el relato de Summers, que retrata la época como el fotógrafo que es, con una notable lucidez que le impide caer en falsas idealizaciones y mostrándonos las facetas tontas, absurdas, banales y oscuras del fenómeno; sin renegar por ello de que efectivamente "hubo un tiempo que fue hermoso".


En los 70' Andy se convierte en una figura al principio errante y luego solicitada en el mundillo impreciso de los "sesionistas", siempre con la inquietud de que en "alguna parte" debe estar lo que busca. Y luego, en el último tercio del libro, empieza LA HISTORIA, luego de su encuentro con Stewart Copeland y por supuesto, Sting. El tren al que alude el título es real y a su vez una metáfora: si bien los músicos ya se habían conocido e incluso tocado juntos en varias ocasiones, Summers atribuye a ese encuentro en particular con Copeland en el andén del subte el momento en que el Destino realizó el viraje.

A estas alturas, a nadie sorprende confirmar que efectivamente el ego de Sting alcanzó proporciones desmesuradas y que The Police fue, además de muchas cosas, su trampolín personal hacia el éxito. Pero Andy relata todo con la calma y la mesura de un veterano de guerra cuyas heridas ya no sangran. Más dolorosa que la batalla contra Sting resultó para él la separación de su mujer y su hija, aunque luego, como un increíble "happy end", ambos se reconcilian y vuelven a reunirse.


¿Logró el guitarrista Andy Summers alcanzar aquello que buscaba? Cedámosle la palabra - el momento es aquel en que graba la inconfundible, emblemática guitarra de "Every breath you take":

"Con esta frase hago realidad un sueño que puede que haya albergado desde que agarré por primera vez una guitarra cuando era un adolescente: hacer algo, por lo menos una vez en la vida, que dé la vuelta al mundo, crear una frase que sea tocada por guitarristas en cualquier parte... ¿Llegas a superarlo realmente alguna vez? Puede que no y puede que sea éste el punto donde debería acabar la historia, conmigo aquí de pie, sonriendo como un idiota, sintiéndome un héroe y sencillamente feliz por haber gustado."


La historia, desde luego, no termina aquí. Police se ha reunido recientemente y aún con el paso del tiempo, el buen vino se ha añejado bien. Cada pequeña cosa que Andy hace es mágica, no hay ninguna duda; y es un gusto comprobar que su habilidad, su talento y su sinceridad alcanzan también a su palabra escrita.
El libro cierra con estas frases:

"En la música, los instantes más intensos se producen cuando conectas con los demás músicos, cuando vuelas, cuando acaricias el espíritu de las notas y el público está allí contigo. Sting, Stewart y yo vivimos momentos como esos muchas veces. La música permanece."

lunes, 22 de septiembre de 2008

EL FUZZ


Una pregunta interesante: ¿cuándo comenzó la asociación de ideas "guitarra eléctrica=ruido"? Al fin y al cabo, gente como Charlie Christian o T-Bone Walker, pioneros del instrumento, no hacían mucho más "ruido" con sus guitarras que una sección de vientos de una big-band - en realidad, se me ocurre que en cuanto a decibeles estaban en clara desventaja. Probablemente, cuándo no, la culpa fue de los Beatles, pero nadie pensó que en realidad el "ruido" lo hacía el público, por lo cual a los músicos no les quedaba otra que subir el volumen de sus amplificadores... Como fuera, hubo un momento en que los guitarristas se dieron cuenta de que un sonido "distorsionado" saliendo de los parlantes era particularmente efectivo, sobre todo cuando se trataba de interpretar un solo. Se atribuye a Eric Clapton el mérito de haber descubierto la combinación "Gibson Les Paul + Marshall al mango", para sacar un aullido como no se había escuchado antes - confiérase el álbum de los Bluesbreakers conocido como el "Beano". Poco más o menos por aquellos años, arriesgados experimentadores que se adentraban en el nuevo universo de los transistores inventaron unos aparatejos diabólicos que hacían que una guitarra sonara "sucia" y "eléctrica" cien por cien. Uno de estos aparatejos, tal vez el pedal de efectos más salvaje, primitivo y rudo jamás creado, sería conocido por el onomatopéyico nombre de "fuzz".

Fue la Gibson la empresa que dio el mal paso con el "Maestro", un pedal que, por increíble que parezca, en un principio estaba diseñado como un aditamento para las grabaciones... para los bajistas de jazz (!!?) (información suministrada por la revista "Guitarrista"). Desde luego, el riff de "Satisfaction" de los Stones le dio carta de identidad al fuzz. Es un sonido al borde de lo hiriente, de lo desagradable, ajeno a cualquier tipo de sutileza. Es quizás el Primer Gran Sonido distintivo del rock.


Mi experiencia con un fuzz (un DOD FX52, muy alabado por la "Guitar Player" en un artículo dedicado a la "distorsión") es relativamente reciente - siempre me simpatizó más el sonido más moderado y manejable del "overdrive", algo así como el lado "fino" de la distorsión. Desde luego, el fuzz es un pedal muy temperamental y no se anda con vueltas. No admite términos medios y no pacta con el músico. Se impone "de pesado" en el sonido de la guitarra. Las notas sonarán angulares, rechinantes.


Pero, amigos, qué sensación de PODER en la punta de los dedos, qué proyección del sonido que parece lanzarse directamente desde la cuerda a los tímpanos - casi como si se "salteara" el amplificador. Prueben sus riff de los sesenta favoritos: "You really got me" o "Sunshine of your love", por ejemplo y quedarán asombrados - uno casi se siente Dave Davies o el mismísimo Eric...


Hay una mitología que todos los guitarristas conocemos acerca de los "fuzz con transistores de germanio", supuestamente muy superiores a los "transistores de silicio". No sé hasta dónde hay que creer todo esto. Ciertamente, ningún pedal es una réplica exacta de sí mismo (un "clon") y es innegable que habrá sutiles diferencias incluso entre modelos idénticos de la misma marca. En definitiva, lo único aconsejable en estos casos es ver lo que hay disponible en plaza, lo que hay disponible en nuestras billeteras y salir a la búsqueda de ése fuzz que está allí esperándonos... para ayudarnos a hacer todo el ruido posible, desde luego.

jueves, 11 de septiembre de 2008

SNOWY WHITE






AVE DEL PARAÍSO




Muy a menudo cada vez que uno cree que ya no le queda más nada por descubrir en el mundo de la guitarra eléctrica, aparece bruscamente una revelación. No necesariamente algún talento nuevo o emergente (lo cual sería algo bastante normal) sino una figura con una trayectoria bastante destacada y extensa de la cual nunca habíamos oído absolutamente nada. Ahora, "eso" es una revelación, algo que casi siempre me deja con la sensación de fastidio y la pregunta "¿cómo c*r*j* no conocía yo a este tipo?" Prueba de lo lejos que este rincón del planeta está del mundo, por si hacía falta, al menos en lo que se refiere a nivel musical. Bien, probablemente no he descubierto América, pero recientemente "descubrí" a "Snowy" White.


Cualquiera que se cuelgue una Les Paul dorada tiene que tener, a mi juicio, cierto nivel, cierta categoría como intérprete, para atreverse a lucir un instrumento de tal magnitud. Slash, qué duda cabe, es un ejemplo notorio, aunque sin negar que el tipo "toca", hace surgir el lado más rudo de su elegante instrumento. Ahora, cuando gracias a Internet y a Youtube vi a Snowy White interpretando "Bird of Paradise", sentí que de alguna forma el toque de este individuo encajaba admirablemente con esa Les Paul. Juzguen por sí mismos:






El "árbol genealógico" de Snowy como intérprete incluye,evidentemente,a B.B. King y a Peter Green. Por mi parte, su sonido me hizo evocar a David Gilmour y su técnica a Mark Knopfler (hay por ahí otro video en el que toca "con los dedos" -"fingerpicking" - al mejor estilo de Mark). Por ahí anda también algo de su contemporáneo Gary Moore, otro discípulo de Peter Green. Es curioso comprobar como todas las "ramas" se entrecruzan: Snowy actuó como miembro de "Thin Lizzy" - por donde también pasó Moore - y participó junto a Roger Waters en el concierto de "The Wall" ante las ruinas del Muro de Berlín en 1990.




Probablemente para algunos será fácil desdeñar a Snowy como un intérprete de segunda fila, un copista meloso de los duros "bluesmen" originales. Creo que de ser así se estaría cometiendo un lamentable error y una grave injusticia. A pesar de lo bien poco que se sabe de este indviduo por estas playas, vale la pena apreciar su fineza y buen gusto a la hora de hacer sonar su guitarra. Casi como una auténtica "ave del paraíso".

viernes, 9 de mayo de 2008

JOE BONAMASSA





CAPO (¿MAFFIOSO?) DEL BLUES


Jocosamente, alguien comentó que si unimos un nombre anglosajón con un apellido italiano, obtenemos el nombre de un mafioso (lo comprobé, por ejemplo, cuando un amigo cuyo apellido es de notorio origen italiano bautizó a su primogénito con el nombre de Brian). No sabemos si Joseph "Joe" Bonamasssa mantiene algún vínculo con la "onorata societá", pero lo cierto es que si este tipo manejara una metralleta con el mismo gusto con que maneja la guitarra, seguramente sería uno de los "killers" más solicitados del bajo mundo. Bromas aparte, en primer lugar el agradecimiento - como corresponde - al siempre presente amigo Bluesman por descubrirme a este muchacho Joe (Pepe, para los amigos sudacas ;) ;). En segundo lugar, acá está, vía YouTube, parte de una actuación de J.B. Realmente estremecedor. Vean:







Es casi una obsesión patológica de parte de nosotros, comentaristas (profesionales y meros aficionados como quien esto escribe) hablar de las "influencias" que creemos detectar cada vez que escuchamos por primera vez a un guitarrista que no conocíamos. Esto es un arma de doble filo: por un lado, le otorga credencial de "creíble" al presunto nuevo "guitar hero"; por otro, es casi como restarle mérito al trabajo personal del individuo en cuestión - "Se parece a..." En el caso específico de los guitarristas de blues - y más específicamente, del blues "eléctrico" - dado que el lenguaje del género está ya asentado sobre bases de larga tradición, las "referencias" parecen reiterarse en forma inevitable. Para el caso, parece obligado hablar de pioneros como Muddy Waters o Elmore James y luego dar un salto hacia la crema del "british blues" - con Clapton y Green a la cabeza. En lo personal, creo escuchar algún eco de Gary Moore combinado con algo de David Gilmour en el "toque" de este muchacho Joe. Le comentaba a Bluesman acerca del "vibrato" que tiene el tipo y el "feeling" de la voz. En resumen, un bluesero de esos que tocan y cantan "de verdad", de esos que siempre vale la pena conocer. Como es habitual, hasta donde he podido comprobar, Ud. NO PODRÁ encontrar nada de la discografía de Joe en ninguna de las buenas casas del ramo de Montevideo. Si alguien tiene información que contradiga esta apreciación, será más que bienvenida.

lunes, 14 de abril de 2008

DANNY CEDRONE, EL DESCONOCIDO


EL PRIMER "GUITAR HERO" DEL ROCK'N'ROLL



"One, Two, Three O'clock, Four O'clock rock,Five, Six, Seven O'clock, Eight O'clock rock.Nine, Ten, Eleven O'clock, Twelve O'clock rock,We're gonna rock around the clock tonight."
Éstas son las palabras que inauguraron "oficialmente" el Universo del r'n'r - en sí mismo, un intento (exitoso) de parte de músicos blancos estadounidenses de country & western, de tocar algo parecido al rythm & blues de los músicos negros. Para el caso, los músicos blancos que copiaron a los músicos negros fueron los "Comets" y su líder, Bill Haley. Para el caso, la canción fue "Rock Around The Clock".


Supongo que, excepto para los más y mejor informados de la época, que no debieron ser muchos, Bill Haley debe haber pasado además, para quienes sólo podían escuchar sus discos, por un extraordinario guitarrista que se despachaba con un increíble y repiqueteante solo en la mitad del tema. Doy fe de que ésto fue lo que me ocurrió hace muchos años, cuando oí por primera vez "Rock Around..." Había visto además una foto del gordito Bill empuñando una enorme guitarra Gibson, por lo cual parecía lógico deducir que Mr. Haley sacaba chispas del diapasón.


Naturalmente, ello no era así - Haley simplemente se encargaba de la rítmica, lo que no es menor. Pero el extraordinario solo de guitarra de "Rock..." era obra de un guitarrista que ha permanecido anónimo durante mucho tiempo. En rigor, no fue sino hasta el advenimiento de Internet cuando finalmente llegué a identificar a este desconocido ilustre, precursor de toda una genealogía posterior de "héroes de la guitarra". Un desconocido a quien nadie rinde tributo hoy día, a pesar de haber marcado con una impronta inconfundible el sonido de guitarra del primer rock'n'roll - no he encontrado su nombre en ninguna enciclopedia de rock que haya consultado. Lo cual es, cuando menos, injusto.


Su nombre era Danny Cedrone. Su aporte más notorio fue ese solo monumental, fundacional, en 1956. Su recompensa fueron U$S 21 que cobró por intervenir en esa grabación (Cedrone era un sesionista de estudio, no un integrante de los "Comets"). Y su destino fue sufrir una caída mortal a menos de un mes de aquella sesión. Nunca conoció el éxito. Casi nadie recuerda hoy su nombre.


Pero fue el primero.


Más información acerca de Danny Cedrone en:
http://www.the-jime.dk/Rockabilly_Guitar/Rock_Around_the_Clock_Solo.htm

En AMG:
http://www.allmusic.com/cg/amg.dll?p=amg&token=ADFEAEE47F1BDF4FAE7020C9803048C8BA77FB29C742F281116E495AD1A9026DAC5E70B254DD95C9AEFB73AB7BAFFF26E85B0FD9CAE65CF8D5764C40&sql=11:0xfuxq8gld0e~T1

martes, 25 de marzo de 2008

Bugs Henderson






"QUIZÁS, SÓLO QUIZÁS, EL MÁS GRANDE DE TODOS"



"Maybe, just maybe, the greatest of all". Así se publicitaba Bugs Henderson en un número de "Guitar Player" a principios de la década de 1990. Ése "quizás, sólo quizás..." tan finamente irónico, junto a la fotografía de un veterano de pelo blanco y mirada socarrona que empuñaba una inconfundible Paul Reed Smith, no podía menos que llamar mi atención. ¿Quién era este tipo apodado "Bugs"? ¿Y qué argumentos esgrimía para proclamarse "sólo quizás" el más grande de todos los guitarristas? - aún cuando el reclamo ya estaba más que gastado, no dejaba de ser eficaz.


Hasta el advenimiento de Internet - y el descubrimiento de YouTube - no me fue posible satisfacer mi curiosidad acerca de este individuo.Aquí lo vemos junto a su banda, los Shuffle Kings, que incluye también a un guitarrista llamado Kirby Kelly, de interesante desempeño:





Es inevitable, ante cualquier interpretación de blues eléctrico, referirse a los grandes que colocaron los primeros ladrillos del género. Viendo este clip de Bugs y sus muchachos, los nombres de Elmore James y de Muddy Waters vienen en seguida a la mente - y mi amigo Bluesman, que siempre está atento, seguramente agregará un par de referencias más ;) No es ningún pecado, ciertamente, asociar a Mr. Henderson con estos morochos ilustres - como bien dijo alguien, el blues tiene sus códigos musicales establecidos, si no, ya deja de ser blues.


Muy bueno el dúo entre Bugs y Kelly: los tipos tocan con indudable gusto, intercalando llamativos fraseos con clásicos "slides" y "bendings", en una combinación incendiara. Y no dejen de apreciar a la gordita de la batería - Linda Warning - que se divierte aparte llevando el "groove" de todo el asunto.


Para los interesados en la biografía de Bugs, remitirse a:



¿El más grande de todos? Hmmm... quizás... sólo quizás.

lunes, 10 de marzo de 2008

UN TALENTO QUE NO CONOCÍAMOS...

Atendiendo a la solicitud del amigo Bluesman, quiero presentar a los lectores de este blog a un notable guitarrista de blues & rock de quien hasta ahora no tenía noticia.

Este señor se llama T. ALBERT LLOYD. Lo "descubrí" - si se puede decir - navegando por las páginas de "YouTube", donde se pueden encontrar varios videos de este artista. Vean este, por ejemplo:






Aquí hay otra página en la que pueden encontrar más información sobre T.A.L. y su banda, los Kingpins:

http://www.talbertlloydandthekingpins.com/index.html

Como ven, el tipo tiene un currículum impresionante.

Si alguien dispone de más datos o consigue algún material de este individuo, se agradece desde ya la información.

Saludos a todos.

viernes, 15 de febrero de 2008

Wes Montgomery


LA GUITARRA SONRIENTE DEL JAZZ

Sabía que tenía que escuchar a Wes Montgomery. Cuando hace alrededor de diez años me acerqué por primera vez en forma consciente al jazz, debí buscar un referente. Entre aquel frenesí de saxos nerviosos, trompetas chirriantes y bajos acelerados, sabía que debía existir un "sonido" de guitarra que hablara con voz propia.


Así que me compré un ejemplar - el único que he visto en Montevideo hasta ahora - de "The Incredible Jazz Guitar of Wes Montgomery".


Naturalmente, al principio no entendí nada. Pero seguí escuchando. El riff de bajo caracterítsico de "Four on Six" fue lo primero que captó mi atención... hasta que, tras repetidas escuchas, logré asimilar "ese" sonido de guitarra.

Las octavas, claro. La pulsación del pulgar de Wes sobre esas cuerdas. La Gibson "cantando" con voz su grave ante el empuje de aquel dedo... y poco a poco, fue surgiendo otro elemento, quizás "el elemento" principal de aquella voz.

Sencillamente, la melodía.

Esas cascadas de notas tenían una cualidad melódica que pocas veces he vuelto a encontrar en otros intérpretes. Y además, como descubriría posteriormente, tenían personalidad. Cada fraseo era tan característico de Wes que, a pesar de su aparente sencillez, nadie sería capaz de reproducirlos (no digo que no se puedan "tocar igual", eso es otra cosa.)


Luego pude ver a Wes en acción, a través del video "Legends of Jazz Guitar". La imagen serena de aquel hombre negro, de nariz prominente y bigotito fino, al comando de aquella guitarra verdaderamente increíble, transmitía el simple placer de aquel que sabe que, más que hacer múisca, está dejando fluir su alma a través de los dedos. Dejando que esa alma hable por sí sola a través de la guitarra. "Aquí estoy, esto es lo que tengo para dar", parece decirnos Wes sin palabras. Y la riqueza intangible de su sonido sólo es comparable a la tranquilidad y modestia con que el músico nos invitaba a compartir su talento.

Compartir. Otra palabra clave. Wes era de esos músicos que en vez de exhibir su pirotecnia en las seis cuerdas desde su pedestal privado, invitan amistosamente al oyente a acercarse a escuchar. Uno siente que puede acercarse con confianza, que no va a salir defraudado del encuentro.
Aquí vemos a Wes interpretando "Round Midnight", el clásico de Thelonious Monk: una maravilla.






Wes, aunque no tenía una educación musical "formal", poseía la técnica, el "toque" y el amor por lo que tocaba. Y eso se nota.