martes, 30 de diciembre de 2008

Diseños insuperables (I)

FENDER TELECASTER y GIBSON LES PAUL

Todo empezó con el "feedback", o como decimos en el Río de la Plata, el "acople".
Al incorporarle los "pickups" - los micrófonos - los grandes "guitarrones" de jazz que fabricaban Gibson, Epiphone, Guild y algunos otros en la década de 1940, generaban inevitablemente el molesto "feedback". Esto es, el sonido emitido por el parlante del amplificador era captado nuevamente por los pickups, reamplificado, emitido nuevamente y vuelto a captar y así sucesivamente. O sea, las guitarras "acoplaban".
El problema se generaba por las vibraciones que producía la caja de resonancia de aquellas mastodónicas guitarras como la LC5 o la Super 400. Prescindir, sin embargo de las cajas de las guitarras, parecía una solución demasiado radical, como lo comprobó personalmente un guitarrista llamado Lester Polfuss, que entre otros alias utilizaba el nombre artístico de Les Paul.
La historia del invento de Les Paul, conocido como "the log" ("el tronco" o "el leño") es famosa: Les tomó un "durmiente" de una vía férrea - uno de los bloques de madera en los que se apoyan los rieles - y le incorporó el brazo de una guitarra, además de un par de "pickups" de fabricación casera. Encordando debidamente aquel engendro, obtuvo una rudimentaria guitarra eléctrica de cuerpo sólido, que según dijo más tarde, "tenía el sonido más maravilloso que jamás había escuchado".
El público del club en el que Lester solía actuar no compartió su opinión cuando el guitarrista se presentó por primera vez con su estrafalario instrumento. Disgustado, Les intentó un experimento: tomó la caja de una guitarra, la cortó verticalmente a la mitad y unió las dos partes a los costados del "tronco", que obtuvo así una burda apariencia de guitarra. Les Paul volvió al club, ahora con su instrumento "disfrazado". Muchos años más tarde, contaría en "Guitar Player": "Toqué casi para el mismo público exactamente los mismos temas; y esta vez fue un delirio. Esto me convenció de que la gente escucha con los ojos".
Otro guitarrista llamado Merle Travis había encargado un instrumento igual de extravagante a Paul Bigsby que era... un mecánico de motocicletas. Travis ha contado que dibujó un boceto de lo que quería en una servilleta, mientras conversaba con Bigsby en un bar. "Puedo construirlo", afirmó Bigsby, y efectivamente, poco después Merle Travis contaba con una guitarra de cuerpo enteramente sólido para su uso personal. Una innovación interesante en esta guitarra era que por primera vez presentaba un clavijero alineado en un lado de la pala, formato conocido como "seis en línea", que luego utilizarían innumerables fabricantes (parece que esto también se realizó a pedido expreso de Travis, a quien fastidiaba tener que "torcer la mano" para afinar las cuerdas más agudas en un clavijero de disposición tradicional).
Tanto el "tronco" de Les Paul como la Bigsby de Merle Travis fueron instrumentos creados a pedido. Nadie creía que algo así podría llegar a captar el interés masivo de los músicos. Pero un tal Clarence Leo Fender, un aficionado a la electrónica que tenía un taller de reparación de radios en California, decidió probar a fabricar "en serie", al mejor estilo de la Ford y sus modelos "T", una guitarra de cuerpo sólido. Después de ciertas querellas legales, el "producto" salió a la calle con el nombre de "Telecaster".
Difícilmente vuelva a encontrarse tal combinación de sencillez y calidad en un modelo de guitarra eléctrica. Cierto, la Telecaster pareció opacada en su momento por su "versión mejorada" - la Stratocaster - pero el modelo se mantuvo tozudamente hasta nuestros días. Hay algo indefiniblemente personal en una Telecaster, incluso en su aparente "tosquedad", comparada con la más elegante y refinada Strato. Por no hablar del célebre "twang" característico de su sonido, que hizo que los músicos de country & western y luego los de r'n'r (pasando por bluesmen como Muddy Waters) la adoptaran como una de sus armas de combate favoritas.
Entretanto, en Michigan, los capitostes de la Gibson observaban consternados cómo el invento de Fender ascendía en popularidad. Gibson había despreciado la idea de fabricar guitarras de cuerpo sólido - una idea que les había propuesto el mismo Les Paul ante el "éxito" de su "tronco"- considerándola un retroceso absoluto en el refinado arte de hacer guitarras que la empresa venía practicando desde fines del siglo XIX. Pero la realidad se impuso, y el número uno de Gibson, Ted McCarthy, tomó a su cargo la tarea de diseñar un instrumento que pudiera hacerle sombra a la victoriosa Telecaster.
Desde luego, era impensable "copiar" lo que había hecho Fender, en parte, evidentemente, por razones legales, pero sobre todo porque las ideas estéticas de Gibson diferían radicalmente a las de su competidor. Fender se había preocupado muy poco por los aspectos "ornamentales" de su guitarra, entregando un instrumento para uso práctico y de bajo costo, cometiendo incluso la "herejía" de utilizar un brazo atornillado al cuerpo (una de las ideas más revolucionarias que podrían habérsele ocurrido). Gibson se propuso conservar el aspecto "clasico" de su instrumento, así como el procedimiento de encolar los brazos como en las guitarras tradicionales. Además, con el objetivo declarado de complicarle la vida a cualquier posible "copista", hizo su guitarra de cuerpo sólido con la apariencia de una guitarra de tapa arqueada. Dado que el nuevo instrumento necesitaba un artista de éxito como "representante" (lo que hoy se conoce como "endorser") Gibson ofreció la nueva guitarra a Les Paul (quien después diría que el instrumento era idea enteramente suya, generando un debate que se mantiene hasta hoy).
Con el posterior agregado de los micrófonos "de doble bobina" o "humbuckers" (inventados por Seth Lover), la Gibson Les Paul se convertiría en la voz del "blues-rock" más aguerrido sobre todo en las manos de los británicos Erica Clapton y Peter Green en los primeros años de 1960. Luego, naturalmente, llegaría el sonido "heavy" de Led Zeppelin de la mano de Jimmy Page y su Les Paul. La tradicional compañía Gibson, dedicada a las guitarras refinadas para músicos de jazz, debe haber quedado desconcertada, si bien complacida por las ventas, al ver que su nombre aparecía ahora asociado al sonido del rock más turbulento y distorsionado de aquella época.

(Continuará)

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